Esta maravillosa puesta en escena te plantea la sensación de nuestro personaje principal de no haber hecho nada provechoso con su vida, de que cada decisión importante fue tomada por comodidad y no por convicción, por seguir la corriente y no enfrentarse a los verdaderos retos,  un diálogo con el cual todos nosotros podemos identificarnos de múltiples maneras.

Manolo interpreta a un oficinista, un “godín” que observa desde su departamento a unos jóvenes practicar parkour en la calle, ese deporte urbano donde los cuerpos son ligeros y se mueven por la ciudad en línea recta. 

“Parkour o un manual para correr en línea recta”, escrito por el chileno Eduardo Pávez Goye, en una obra hecha con talento regiomontano y capitalino. Protagonizada por Emanuel Pichardo, de la Ciudad de México, y dirigida por Debbie Báez, regiomontana, de la Compañía Poco Teatro, es producto del apoyo que recibieron del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA)

“Ha sido un proceso largo, comenzamos a trabajarlo en abril, ya formalmente con los ensayos”, comentó, Salma Guzmán para la Vanguardia, “en la producción estamos trabajando seis personas, vestuario, escenografía, iluminación, diseño, también estamos creando una campaña de publicidad, está la asistente y la sonorización del proyecto”.

“Cuando comenzamos este proyecto queríamos dialogar con el espectador, además de la historia que iban a estar escuchando en voz de Manolo pues queríamos que todos los elementos fueran en conjunto acompañando la historia y pensamos en cómo a partir del parkour podíamos acompañar el discurso”, señaló.

Con base en esta idea diseñaron una escenografía en la que los muebles de oficina se convierten en rampas y todo tipo de estructuras sobre las que usualmente un “traceur” —como se le llama los practicantes de esta disciplina— se desplaza en el entorno urbano.

“Pensamos en la palabra desvío y llegamos a un acuerdo de que sería la palabra para crear toda la producción y, por ejemplo, en la escenografía están en diagonal, parecieran rampas, que impulsan al protagonista a partir de las cuales va creando otra realidad”, explicó.

Nos contó además que fue la iniciativa del actor de llevar este texto a escena, quien la contactó para que fungiera como productora —puesto que a su vez ha comenzó a desempeñar con mayor predominancia en Monterrey en los pasados años, siendo de manera previa solo actriz o asistente de dirección— tras lo cual armaron la carpeta para presentarla ante el FONCA.

Salma Guzmán destaca una de las frases la obra “tenemos que aprender a volar” como uno de los mensajes más importantes que deja y que a su vez los motivó a ellos en el montaje de esta obra “pues es un discurso que nos interesa y nos parece necesario, esto de salir de lo cotidiano”.

 

 

“Un sujeto con turbante, libro sagrado y barba prominente toma un taxi en el centro de la ciudad y pide ir al aeropuerto. ¿A dónde va?”

 

 

“Los idiotas quieren controlar a otros idiotas y se vuelven políticos, militares o profesores de educación física.”

 

 

“Un traceur es una persona que mira un mapa y traza una línea recta. Un traceur es una persona que no se detiene ante nada.”

 

 

“Sólo un real y simple idiota es capaz de soportar la vida sin intentar pasarle por encima.”

 

 

La vida es tan simple y tan imbécil.  Tenemos miedo de darnos cuenta que tenemos miedo a las alturas.

CRÉDITOS

PARKOUR – TENEMOS QUE APRENDER A VOLAR

Dirección: Debby Báez

Asistente de dirección y producción: Mariana Cruz

Dramaturgia: Eduardo Pavez Goye

Actuación: Emmanuel Pichardo Caballero* Beneficiario del programa creadores escénicos 2018-2019 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes

Producción: Salma Guzmán

Escenografía e Iluminación: Esaú Corona* Beneficiario del programa Jóvenes Creadores 2018-2019 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes

Vestuario: Jazmín Aldaz Cervantes

Sonorización: Ezaú Eduardo Garza

Diseño de Imagen: Luis Flores

Redes: Karla Tristán

Fotografía del Programa de mano: Criss Poulain

Diseño de póster: Luis Flores

Fotografía de Meredith Garza

Agradecemos al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes el apoyo proporcionado para la realización de esta obra.

Este manual para correr en línea recta, significa para nosotros una posibilidad del desvío. Una posibilidad de aprender a volar, de poder desterrarnos del cotidiano y las prácticas constrictoras. Habitar el cuerpo, habitar las calles, apropiarnos de nuestras trayectorias.

Esta obra es entonces una invitación a la posibilidad de imaginar un futuro diferente, en donde la imaginación, el cuidado y las líneas paralelas puedan cruzar camino.

 

*Creditos fotográficos

Portada: Drexel Castillo

Fotografías de publicación: Karla Tristán