Tengo tenis, zapatillas, pies, piernas, torso… en fin, un cuerpo entero que sostiene una gran imaginación. No necesito volar para volar. A veces basta con mirar al cielo y observar lo que has visto. Dejar que todo lo creado por el imaginario humano te hable desde un encuadre distinto. Conversar con tu ciudad no necesita una cita o un código de vestimenta. Te espera todo el tiempo para que la vivas, la conviertas en tu amiga y vibres con ella. Tengo tenis para volar… hoy.
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